Pasadena, CA – Los fuegos artificiales que se disparan sobre el Rose Bowl siempre habrían sido el telón de fondo perfecto.
Un juego anticipado que originalmente estaba programado para dar inicio a la temporada de la MLS de manera épica en el Rose Bowl tuvo que posponerse debido al mal tiempo en el sur de California.
Lo sucedido del 4 de febrero al 4 de julio puso la mesa perfecta para que LA Galaxy y LAFC renueven su rivalidad frente a un nuevo récord de la MLS de 82,110 aficionados. Y Riqui Puig se aseguró de que el espectáculo valiera la pena al derrotar al LAFC nativo de Los Ángeles por 2-1.
Sobre el papel, nunca ha estado tan cerca: LAFC es el campeón defensor de la Copa MLS y el Supporters’ Shield, mientras que el Galaxy vive en la parte inferior de la clasificación. Pero El Tráfico siempre significa más, independientemente del formato actual o cualquier otro factor que rodee a los equipos. Estaba claro que el Galaxy estaba dispuesto a sentar un precedente en lo que técnicamente era un juego en casa, en un estadio en el que solían jugar los equipos de OG a finales de los 90. Junto con una muy buena oportunidad del máximo goleador de LAFC, Dennis Bouanga, en el minuto 16, los primeros 45 minutos pertenecieron a los anfitriones.
Puig estuvo, como suele ser habitual, un nivel por encima de todos los demás en el campo. Su encanto y velocidad estuvieron a la vista de todos, en un partido donde el español trajo a la familia. En el minuto 26, valió la pena cuando una de sus carreras peligrosas despejó el espacio y alimentó a Tyler Boyd, quien luchó contra un defensor y atrapó un poderoso disparo desde el borde del área penal para abrir el marcador.
El Galaxy continuó dictando el flujo y probablemente podría haber marcado otro gol, pero la falta de finalización que los había atormentado durante todo el año volvió para darles la vuelta.
El portero Jonathan Bond tuvo que sacar a Jonathan Klinsmann en el descanso debido a una lesión, y la segunda mitad fue muy diferente cuando LAFC aumentó la presión y colgó al Galaxy de su lado.
Timothy Tillman de LAFC cabeceó un balón cerca del poste desde un tiro de esquina y Elie Sánchez estuvo allí para el empate en el minuto 57.
Pero esta noche siempre pertenecería a la galaxia. Se sentía como el destino. Puig vio recompensada su sensacional actuación con un gol en propia puerta, provocado por un bonito centro de Douglas Costa a Boyd, que le devolvió el favor con un pase en propia puerta.
Carlos Vela creyó haber empatado el partido en el 84′ pero se fue por un poco de fuera de juego. Un ligero gruñido de los fanáticos de LAFC fue ahogado por los cánticos de «LA Galaxy» que se deslizaron ruidosamente en la noche.
El humo azul y amarillo lo siguió y se elevó a través del aire de Pasadena.
Esos juegos. Esta rivalidad.
LAFC es claramente el mejor equipo en este momento, pero Los Ángeles pertenecía a un equipo y solo un equipo en un momento histórico para la MLS y el fútbol en los Estados Unidos.
Oportunamente, fue el LA Galaxy.
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